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Biografía del pintor Diego de Velázquez – Desarrollo y obras

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¿Quién fue Diego de Velázquez?

Diego de Velázquez nació en Sevilla en 1599 y es considerado un importante representante de la pintura española y universal. Su estilo fue naturalista y tenebrista. Pintó para el rey Felipe IV y se destacó como  pintor de cámara, por ser el cargo más importante entre los pintores de la corte.  Se dedicó a la pintura por el resto de su vida,  pintando retratos del rey y de su familia, junto con otros cuadros que  para ese entonces, decoraban las mansiones reales.

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¿Cómo fue el Desarrollo cultural de Diego de Velázquez?

Diego de Velázquez fue el primer hijo de un hidalgo clase media de una familia de origen Portugués, de Oporto. Nacido en Sevilla,  de Juan Rodríguez, y de Jerónima Velázquez, mujer de abolengo de poco patrimonio. Durante su infancia  ingresó en el taller de Francisco Pacheco. Desde muy pequeño dio pruebas de  habilidad como dibujante, y aprendizaje rápido en el sutil arte de los colores, por lo que Pacheco lo condujo con suavidad por donde la inspiración del joven lo llevaba. Entre maestro y discípulo se estrechó  una firme amistad basada en la admiración y en el orgullo de Pacheco y en la gratitud del joven dibujante. Estos lazos terminaron de consolidarse cuando el viejo pintor  le otorga la mano de su hija Juana a su aventajado alumno de diecinueve años. Después de cinco años de educación y enseñanza se casó con la hija de su maestro Pacheco, quien se sentía orgulloso de su virtud, limpieza, natural y gran ingenio.

En Sevilla, durante la primera  época el estilo de Diego de Velázquez sigue al de los manieristas y los estudiosos del arte veneciano, como Juan de Roelas, pero adoptando los claroscuros del impresionismo de Caravaggio, influencia que ha sido discutida. No obstante, Diego de Velázquez se destacaría pronto por un realismo barroco, audaz  y lleno de contrastes, que luego siguió el pintor Francisco de Zurbarán o Alonso Cano.

El realismo, en su rama más popular, también presente en la literatura de la época, con aire de novela picaresca, aparece en los Almuerzos que guardan los museos de Leningrado y Budapest, así como en Tres músicos, donde, desaparece el humor para concentrarse en la descripción de la maltrecha dignidad de sus protagonistas. Más curioso aún es el hecho de que  también por aquella época, utiliza los encargos de asuntos religiosos para arrimar el ascua a su sardina, dejando en su fondo plasmado el episodio que da título al cuadro, en la que pasan a un primer plano de la representación,  rudos personajes del pueblo y minuciosos bodegones donde se acumulan los objetos de la pobre vida cotidiana. También, es el caso del Cristo en casa de Marta y María, cuadro en el que adquiere plena relevancia la cocina y sus habitantes, el pescado, las vasijas, los elementos más humildes.

¿Cómo Desarrolló  su obra Diego de Velázquez?

En sus viajes por Italia Diego de Velázquez consiguió evolucionar  a través del conocimiento y desarrollo de la pintura antigua, un estilo de luminosidad, con pinceladas rápidas y sueltas. Una de sus más grandes obras fue la Rendición de Breda. No obstante, ya en su última década, su estilo cambió a ser más esquemático y abocetado, demostrando un amplio y admirado dominio de la luz puesto en evidencia en sus obras tales como el Retrato del papa Inocencio X y sus dos últimas  destacadas obras: Las meninas y Las hilanderas.

Lo trascendente del estilo de Diego de Velázquez es el acabado de sus obras dependiendo del tema. Destacando en particular el terminado de las cabezas y manos muy elaboradas, mucho más trabajadas en los retratos de la familia real. Así en su cuadro de La costurera, en todo el cuadro, se aprecia la zona abocetada con amplias pinceladas. Por lo que, durante toda su vida como pintor en varios retratos y composiciones mitológicas, religiosas o históricas, se muestran las zonas esbozadas.

Para los pintores quienes han seguido su tendencia tales como López-Rey las partes abocetadas tienen una intensidad expresiva intrínseca, muy integradas en la composición del cuadro, emblemáticas del arte de Velázquez.

Por otra parte, Diego de Velázquez siempre estuvo destinado a llevar a su culminación los supuestos del nuevo arte, tanto en su concepción como en su lenguaje pictórico mismo (La Fuente, 1987). Se considera un prodigio de su capacidad de representación y estética naturalista, superó ampliamente el credo de una concreta y limitada escuela de pintura del siglo XIX.  Así mismo, fue capaz de crear un arte supremo con la materia cromática poetizando el mundo ante sus ojos sin deformarlo ni idealizarlo, dado que, tenía un temperamento impasible observador y sereno de la realidad. En tanto que, su pintura representa en lo español la culminación de la ruptura definitiva con el clasicismo del siglo XVI en su deseo de formas de una perfección imposible de hallar en el mundo cotidiano y en la búsqueda de ideales arquetípicos. Por lo tanto, sus creaciones de reposo y serenidad representan el espíritu del nuevo arte llamado barroco por su sinceridad representativa y su afanado interés en pintar las cosas y no los conceptos de ellas.

¿Por qué es Importante el trabajo de Diego de Velázquez?

Su impulso artístico creador emerge de la emoción de la realidad misma del existir. Por lo que, sus pinturas están empapadas de un sentido reverencial de la existencia, lo que representa su verdadero secreto como pintor, en contraposición al idealismo platonizante del renacimiento humanístico. Así en Diego de Velázquez sorprende la radical belleza de la vida demostrando amor y hermosura, lo que salva en sus lienzos con una estética nueva y una suprema distinción limpia de anécdota. Huyó del tenebrismo barroco de sus años juveniles caracterizado por la mentida forma perfecta, para aceptar la realidad vulgar, la que sometió a iluminaciones acentuando la forma sólida de los cuerpos con una verosimilitud convincente en la representación de las tres dimensiones, tan buscada y ansiada por los pintores del renacimiento italianos. Igualmente, Diego de Velázquez en su arte como técnica toma de las cosas lo que tienen de pura entidad visual en un proceso intenso y sorprendente a través de una obra muy corta, eliminando de la pintura lo que había sido considerado sustancial con ella, como lo fue la belleza, dibujo, corporeidad, para dejar salvada en el lienzo solamente la realidad no en apariencia, sino su aparición y evidencia, es decir, ese momento de la realidad así aislada. Por lo que trata en su pintura de hacer ver que las cosas están ahí, que son la existencia misma. Así,  Diego de Velázquez aun cuando no pintó muchos cuadros, abordó todos los problemas que se podían vislumbrar con riqueza suficiente en su nueva visión. Su obra es muy variada, aunque se especializó en el retrato por sus deberes palatinos, profesó como propia la estética de la salvación del individuo. En sus obras de Bodegones con figuras, mitología, cuadros de altar, de historia, interiores y paisajes se encuentran las más determinantes.

A pesar de que realizó unas 130 obras, sin embargo, se le reconoce como pintor universal más allá de España y Europa, mucho más tarde a partir de 1850. Igualmente, alcanza su máximo renombre entre 1880 y 1920, en la época de los pintores impresionistas franceses, quienes se apoyaron en sus obras tomándolas como referencia de partida. Sus cuadros más emblemáticos que integraban la colección real, se encuentran en el Museo del Prado en Madrid.

¿Cómo fue el Desarrollo de la técnica de Diego de Velázquez?

En la pintura Diego de Velázquez hay características muy particulares y representativas como lo son el empleo de la perspectiva aérea, la Profundidad, la realización de bocetos y por ello, las correcciones las hacía sobre la marcha y este hecho se remarca en las correcciones de sus cuadros. Igualmente, la obra de Diego   de Velázquez se divide en dos etapas, la sevillana y la madrileña. En la etapa sevillana, desde 1599 a 1623, tuvo como maestro a Pacheco con quien aprendió a ser un gran dibujante y a organizar las composiciones. Así estas primeras obras están marcadas por el tenebrismo. Por lo tanto, las características de esta corriente destacan en su obra en el Realismo, el contraste de luz y la composición diagonal. Así en esta primera etapa el pintó temas religiosos y también populares, tomados de la vida cotidiana.

Por otra parte, en la segunda etapa se considera que es la más amplia de la vida y obra de Diego de Velázquez que a su vez tiene distintas fases. Inicialmente, desde 1623 a 1629, como pintor de cámara de Felipe IV consigue cada vez mejores trabajos con el tiempo.  Por lo que, en este periodo  Diego de Velázquez continúa su formación como pintor, partiendo de los trabajos valorados en las galerías pictóricas de la Corte madrileña y es en esta etapa cuando conoce a Rubens, considerado genio del Flamenco.

¿Cuáles son las Obras más importantes de Diego de Velázquez?

El pintor Diego de Velázquez es especialmente importante tanto por el número de obras como por su calidad. Por lo que,  la mayor parte  se encuentra en el Museo del Prado de Madrid que heredó casi todas sus obras. Además su obra aparece recogida en catálogos que las clasifican entre las que realizó completamente de su mano, como aquellas que realizó de manera compartida en taller. A continuación se dan detalles de algunas de sus obras más emblemáticas.

El retrato del papa Inocencio X

Diego de Velázquez realiza este cuadro en su segundo viaje a Italia el año 1649 con el cual marcará un hito en su carrera retratista (1650, Galería Doria Pamphili, Roma). Este retrato papal ha de considerarse uno de los mejores ejemplos de captación psicológica y de genial solución formal de la historia del arte.

El Bufón

Diego de Velázquez realizó varios cuadros de bufones, con distintos nombres:  El bufón Barbarroja, Cristóbal de Castañeda y Pernia (1636) El bufón Calabacillas (1639), El bufón llamado don Juan de Austria (1643), El bufón don Diego de Acedo, «El Primo» (1645) y El bufón Sebastián de Morra (1644). Todos ellos tratados con inmensa humanidad, con el mismo énfasis y realismo que los retratos regios. Por lo que, nunca se podrá conocer  si este pintor desarrolló estos cuadros por propia iniciativa más bien que por requerimiento del monarca.

Calabacillas

Este cuadro merece una mención aparte por su serie de enanos y bufones, plasmada en 1626 con el Juan Calabazas (Cleveland Museum of Arts, Ohio) y continuada por El príncipe Baltasar Carlos con un enano (1631, Museum of Fine Arts, Boston). Así mismo, el Museo del Prado conserva la serie iniciada por Pablo de Valladolid (1633) y continuada por Francisco Lezcano, el Niño de Vallecas (1634). Por ello, se pudiera pensar que Diego de Velázquez dejó una galería de personajes tristes, vistos con una atención al parecer despiadada, sino fuera porque están representados en un tono de melancolía y conmiseración, que llena de una innegable humanidad.

La Venus del espejo

Diego de Velázquez, realizó El primer desnudo de la escuela española de artes, y debido a la restricción de este tipo de pintura por ese tiempo, la venus apenas se adivina y aparece el cupido para otorgar a la figura un carácter mitológico. Este cuadro fue realizado con menos elocuencia, para evitar peligrosos enfrentamientos con la iglesia, de la obra de Tiziano en los viajes de Diego de Velázquez por Italia.

Este cuadro de la Venus del Espejo fue comprado por la Galería Nacional de Londres, y es la única obra que subsiste de las que se pintaron en el taller de Diego de Velázquez. Así, un hecho trascendente de esta obra es que fue rasgada luego con un cuchillo por una fanática feminista en su lucha por la igualdad de género en Inglaterra.

El Retrato del enano Don Sebastián de Morra

En este retrato se mira las conexiones entre el arte y la genética para reconstruir la historia cultural que ha sido poco explorada. Resalta en esta obra de Diego de Velázquez el sentido de observación y los interrogantes culturales que surgen del fenómeno genético de las dismorfias y su representación en las obras de arte. También expresa el cuadro su valor semiótico mimético y expresivo en la presentación de  un adulto de cabeza grande en relación con la cara pero completamente proporcionada al tronco y de cabello abundante. Arcos recios y angulosos poblados por cejas espesas.

Las Meninas de Diego Velázquez

Las meninas (como se conoce a este cuadro desde el siglo XIX) o La familia de Felipe IV (según se describe en el inventario de 1734), es catalogada como una obra maestra del pintor del Siglo de oro español Diego Velázquez. Se cree que la obra fue concluida en 1656, y corresponde al último periodo estilístico del artista, el de plena madurez. Esta pintura fue ejecutada por el pintor al óleo sobre un lienzo de amplia proporción, estructurado por tres bandas de tela cosidas verticalmente. En el cuadro se aprecian  las figuras situadas en primer plano y se pintaron en tamaño natural. Igualmente, las meninas, es una obra pictórica muy analizada y comentada en este mundo del arte.

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