¿Qué es el entremés?
En el género dramático, el entremés es uno de los subgéneros más importantes, el cual se enfoca en el entretenimiento lejos de las pretensiones, razón por la que ha logrado un gran desarrollo con el paso del tiempo en el mundo artístico para encontrar su propio lugar creado en el mundo de la literatura.
Con frecuencia, el argumento que maneja el entremés no tiene conexión directa con la obra de mayor longitud. Se caracteriza fundamentalmente por su tinte humorístico que incluso contiene elementos carnavalescos en los que evidencia el contraste con lo más serio y elegante de la obra a la que interrumpe, de ahí que sus personajes sean figuras pertenecientes a la clase popular, incluyendo viejos, sacristán, el bobo, entre otros.
Significado de entremés
El término -entremés- proviene del vocablo francés entremts. Hace referencia a este espacio de entretenimiento intercalado en medio de un acto público, de ahí que la participación del entremés se sujete en el interior de una obra teatral más extensa y de carácter serio, donde el entremés es jocoso y burlesco.
Definición de Entremés
El entremés puede definirse como una pieza dramática corta, que bien puede ser burlesca o cómica y es de un solo acto. En el entremés se representa entre los actos de la comedia o de una obra de teatro extensa en la que se incluye. Esta pieza breve se representa principalmente durante los siglos de oro en los períodos de descanso de una obra teatral cuyo carácter es serio.
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Historia y origen del entremés
El nacimiento del entremés, esencialmente caracterizado por su carácter jocoso en sus inicios, se encuentra en el siglo XVI, donde en las obras teatrales mayores se empiezan a intercalar estas piezas en las composiciones más grandes. Uno de los impulsos más grandes que logra el entremés, es la renuncia al verso, dado que se empieza a implementar la prosa en forma de diálogo, así como la incursión de lo cómico como forma de cuña dentro de las tragedias más extensas con tintes amorosos, heroicos y serios, los cuales son negados por el entremés y en muchos casos, burlados.
Lope de Rueda se convierte en el principal exponente del entremés debido a que es quien crea las primeras obras de este subgénero, que en sus inicios llevaba el nombre de -pasos-. En principio el entremés incluía la sátira, así como también presentaba tintes de intriga y era protagonizado por personajes establecidos como pícaros, estudiantes y gitanos, a quienes se distinguía fácilmente por su vestuario y actitud. Más adelante surgirán otros autores desde el siglo XVII, como Félix Lope de Vega, quien además expone una serie de entremeses anónimos.
Para el año 1616 Miguel de Cervantes aparece como creador de una serie de entremeses creando un repertorio que alcanza un rápido conocimiento por el público. De esta manera inicia la producción de las obras de este subgénero, que se empezando a consolidar como uno de los elementos más importantes del drama, y que se nutre con una serie de aspectos que proponen los autores, como por ejemplo la introducción de los bailes cantados, también empiezan a desaparecer las improvisaciones. El entremés va a incorporar sus propios actores y personajes, quienes emplean endecasílabos y octosílabos, en su mayoría, para la construcción de diálogos. Su desarrollo fue fundamental para el drama, el cual inspirará otros subgéneros del drama como el sainete.
Características del entremés
Estos son aspectos generales de este subgénero del género dramático:
Temática del entremés
Aunque si bien los temas que aborda el entremés pueden ser variados, a menudo estos se disuelven a partir de los roles y los personajes que están inmersos en la pieza, donde se muestran las imperfecciones del ser humano a la vez que se les deforma a partir de su actitud. También se suelen relacionar disputas comunes como el bien y el mal, la alegría con la tristeza, el engaño y el desengaño, entre otros. En muchos casos el entremés puede efectuar una presentación de denuncia de situaciones reprochables.
Forma de escritura
El entremés, mayormente, se encuentra escrito en prosa, sin embargo, en su etapa inicial los autores acostumbraban a escribirlos en versos.
Personajes
Una de las características más importantes del entremés, tiene que ver con los personajes de este, dado que están inspirados en personas que pertenecían a la clase popular del siglo XVI, quienes pasan a burlar lo serie y sofisticado de la obra principal. También aparecerán otros como los alguaciles que son caricaturizados como personajes sordos y ciegos, amables con los sobornos, los alcaldes como figuras rurales, el soldado pobre sin ocupación, dado que la milicia también se critica.
Otros personajes son el médico, el boticario, el escribano, el letrado, los mesoneros, los venteros, los pajes, el poeta, el marido, los que pertenecían a determinada región, la fregona, la beata, la mujer, las cortesanas, entre muchas más. Los rasgos de los personajes se repiten en los distintos entremeses.
Público
Un aspecto esencial que se debe tener en cuenta es que debido a la forma de representación del entremés, además de los personajes y su caracterización general, el público tiene un sentimiento de superioridad en relación a ellos, dado que son presentados, en muchos casos de forma torpe y vistos como pecadores, lo que crea un distanciamiento y no identificación generalizada del público con los personajes, pero identificables en sus distintas labores y roles.
Métrica
Tanto la métrica como la estrofa establecen un tipo de división del texto que tendrá lugar en la representación, por ello se usan para delimitar las secuencias.
Estructura del entremés
Es importante tener en cuenta que debido a la brevedad del entremés, las acciones son representadas en una estructura externa con una única secuencia, dado que se encuentra incluida dentro de una obra de teatro más extensa. Sin embargo, pueden identificarse los siguientes aspectos: la progresión interna que es la exposición del tema que se va a tratar, el desarrollo en el que tienen lugar los hechos más determinantes y el desenlace donde finaliza la pieza.
Por otro lado, la delimitación de las secuencias del entremés está construido sobre criterios métricos y espaciales, compuestos por micro secuencias que son determinadas por el ritmo que proponen las entradas y las salidas que realizan los personajes.
¿Cómo escribir un entremés?
De acuerdo a todo lo visto anteriormente, veremos cómo escribir un entremés desde cero. Empecemos:
Identifica el tema
El primer paso es identificar el tema y el aspecto que queremos desarrollar en esta pieza corta, donde deben estar inmersos un mínimo de tres personajes. Para elegir el contenido central del entremés debes remitirte a ejes centrales de la vida del ser humano, la constante lucha entre el bien y el mal, temas amorosos o sociales, en realidad las posibilidades son muchas. Elige una situación que sea de tu interés y de la cual quieras exponer con un tinte satírico a través de lo burlesco que te permite este tipo de pieza dramática.
Es importante que tengas en cuenta el espacio y tiempo en el que se desarrolla la obra para configurar todo el contexto y en ello, las costumbres y tradiciones que tienen lugar allí.
Describe la situación
Una vez tengas el tema elegido, es momento de recrearla textualmente para observar sus alcances y las exploraciones que pueden hacer allí tus personajes. Describe la situación de acuerdo al espacio en el que se va a desarrollar, el tiempo y los elementos que deben estar impresos en ella. Si va a ser en la plaza como por ejemplo una denuncia social, entonces debes identificar el tipo de formato que requiere para que se produzca allí.
Elige los personajes
Hecho lo anterior, la situación, el ambiente y el espacio en el que será recreado nos permitirá identificar quiénes serán los personajes, especialmente de acuerdo al tema elegido donde los valores como la inocencia, la justicia y la no justicia, entre muchos otros más, están representados propiamente por personajes y figuras que llevan estos elementos a la escena.
Evita la aglomeración de personajes, pero ten en cuenta que de acuerdo a la descripción del segundo punto, los personajes pueden variar, pues si por ejemplo manejas la temática en la plaza, entonces deben aparecer allí las figuras frecuentes como las mujeres, los mercaderes, etc.
Empieza a escribir
Ahora que tienes todos estos elementos listos, es momento de empezar a escribir el entremés. Para ello realiza una descripción corta del espacio de ubicación y empieza con el tema que será construido a partir de los diálogos de cada uno de los personajes. Asegúrate que en la construcción de ellos, cada uno cuente con las características que lo identifican, así como sus formas de hablar y cómo interpretan cada aspecto.
Revisa y corrige
Una vez que has terminado revisa el texto. Recuerda que esta pieza debe ser corta, tener un lenguaje popular de acuerdo al contexto y la época sobre la que se construye y que pueda entenderse fácilmente por el público creando bromas y en general, una composición entretenida.
Para explorar mucho más acerca de este subgénero dramático, no olvides lo importante que es leer obras de referentes del sector. De manera que puedes dirigirte a la siguiente sección donde te dejamos una lista de los máximos exponentes del entremés a lo largo de la historia y un fragmento de un entremés.
Autores y obras más importantes
Entre los autores más importantes, Miguel de Cervantes es uno de los principales representantes del entremés, pero también aparecen otros autores entre los que encontramos a Francisco de Quevedo, Lope de Vega, Luis Quiñones de Benavente, Juan Ignacio González del Castillo, Alonso de Castillo Solórzano, Antonio de Zamora, Antonio Hurtado de Mendoza, Manuel de León Marchante, Agustín Moreto, Francisco de Castro, Jerónimo de salas Barbadillo, Jerónimo de Cáncer, Luis Vélez de Guevara, entre otros.
Ejemplo de entremés
El siguiente es un fragmento de la obra “Juez de los Divorcios”, escrita por Miguel de Cervantes.
Juez: Si este arbitrio se pudiera o debiera poner en prática, y por dineros, ya se hubiera hecho; pero especificad más, señora, las ocasiones que os mueven a pedir divorcio.
Mariana: El ivierno de mi marido y la primavera de mi edad; el quitarme el sueño, por levantarme a media noche a calentar paños y saquillos de salvado para ponerle en la ijada; el ponerle, ora aquesto, ora aquella ligadura, que ligado le vea yo a un palo por justicia; el cuidado que tengo de ponerle de noche alta cabecera de la cama, jarabes lenitivos, porque no se ahogue del pecho; y el estar obligada a sufrirle el mal olor de la boca, que le güele mal a tres tiros de arcabuz.
Escribano: Debe de ser de alguna muela podrida.
Vejete: No puede ser, porque lleve el diablo la muela ni diente que tengo en toda ella.
Procurador: Pues ley hay que dice, según he oído decir, que por sólo el mal olor de la boca se puede desc[as]ar la mujer del marido, y el marido de la mujer.
Vejete: En verdad, señores, que el mal aliento que ella dice que tengo, no se engendra de mis podridas muelas, pues no las tengo, ni menos procede de mi estómago, que está sanísimo, sino desa mala intención de su pecho. Mal conocen vuesas mercedes a esta señora, pues a fe que, si la conociesen, que la ayunarían o la santiguarían.