¿Qué es la novela pastoril?
El pastoril, también conocido como novela pastoril, es uno de los subgéneros del género épico que más logró extenderse debido a la tradición anterior que heredó y que se configura durante la época del Renacimiento con su novela más representativa, llamada La Arcadia, la cual fue escrita en italiano por Jacopo Sannazaro, y que se convierte en el referente primario del subgénero para la posteridad.
El Siglo de Oro fue uno de los momentos de mayor florecimiento para la literatura, y en ella, las corrientes y subgéneros que empiezan a desarrollarse, entre ellos las novelas pastoriles, las cuales alcanzan una singular popularidad que le permiten crecer a gran escala con obras creadas por una gran cantidad de autores que siguieron el estilo marcado de la novela pastoril, no sólo en España, sino en muchos otros países del continente europeo.
Significado del subgénero pastoril
El término se refiere directamente al personaje que toma como protagonista y su mismo entorno, dado que la novela pastoril se enfoca en la figura del pastor o del campesino y es a partir de allí que crea la historia con tintes de idealización que se elevan en el curso de la historia frente a esos dilemas amorosos que suele tomar como trama.
Definición del subgénero pastoril
El término se usa para referirse a un subgénero procedente de la tradición de la literatura pastoril, de manera que recogerá una serie de características para la creación y establecimiento de su propio estilo, entre ellos la escritura en prosa, la presencia de diálogos entre pastores que hablan acerca del amor idealizado, entre otros aspectos que dan cuenta de la vida pastoral y campesina.
En últimas, se trata de un subgénero que expone una visión idealizada del ser humano cuya trama emerge de temas amorosos con un ritmo descriptivo.
Historia y origen del subgénero pastoril
Se considera que el poeta que sienta las bases de la novela pastoril es Teócrito, cuyas obras presentarán este primer estilo y serán tomadas como punto de referencia para la posteridad. De esta manera, otros poetas como Virgilio, continuarán con el legado pero agregarán su propio toque, como el caso de este poeta que usa personajes históricos y reales, tomando, por ejemplo, al emperador Augusto en sus textos. Más tarde saldrán a la vista otros autores de la novela pastoril como Bocaccio. Sin embargo, se considera que si bien estos autores sientan los indicios del pastoril, no será sino hasta el siglo XVI cuando Jacopo Sannazaro configura el subgénero formalmente.
Jacopo Sannazaro es considerado el máximo exponente del subgénero, pues determina sus características más representativas y las que le van a permitir definirse como uno de los subgéneros del género épico, entre las cuales resalta la presencia del amor, los pastores o campesinos como protagonistas, los ambientes rurales frecuentes, entre otros.
Características de la novela pastoril
Este subgénero se va a distinguir, entre otras cosas, por la versatilidad con la que fue posible cultivarlo, pues su forma de escritura y posibilidades, serán la puerta de entrada para autores que potenciarán el estilo. Veamos algunas de sus características:
Tema amoroso
Todas las novelas de tipo pastoril se caracterizan, entre otras cosas, porque giran alrededor de una temática amorosa que con frecuencia suele estar relacionada a la moral cristiana y que es presentada de forma idealizada ante los sentimientos y emociones que expresan los protagonistas. Sin embargo, la novela pastoril puede incluir distintas sub-tramas debido a la forma en la que el autor puede intercalar historias con personajes secundarios que pasan a protagonizar.
Comedia y tragedia
La novela pastoril no se rige dentro de una u otra, sino que, dentro de la narración es posible identificar aspectos que están dentro de la comedia y la tragedia, donde la dualidad se convierte en un elemento fundamental para distinguir este subgénero.
Protagonistas
El subgénero debe su nombre precisamente a los protagonistas que elige, dado que se centra en los pastores, a quienes presenta, a la vez, de forma idealizada, pasando por distintas desventuras de carácter amoroso dentro de una naturaleza ficcional. Serán protagonistas rurales, que, aunque presentados como pastores, se tratan en realidad de cortesanos, pues están caracterizados con formas de habla y conducta similares a ellos.
Dentro de los personajes también pueden aparecer seres mitológicos clásicos que resultan ser determinantes para el curso de la obra debido a sus intervenciones dentro de las decisiones de los demás personajes.
Visión idealizada
Sin duda una de las principales características de este subgénero tiene que ver con la visión idealizada en la que se centra la trama de sus obras, donde es aplicada tanto a los seres humanos como al mundo mismo. Esto permite que la historia entera tenga esta idealización y esté construida en un ambiente armónico.
Sentimientos humanos
Otro de los aspectos que debemos destacar es precisamente este enfoque que el autor durante la trama de la obra le da a los sentimientos y a las emociones de cada uno de los personajes, de forma que cada uno de ellos puede exponer y dar cuenta de los sentimientos que experimenta de acuerdo a las situaciones, evidenciando su interior y cómo los hechos alteran esta paz y armonía emocional.
Ambiente rural
Una de las principales características del Renacimiento, tuvo que ver con un regreso a los orígenes, entre ellos estaba incluido ese regreso al entorno rural que se va a reflejar dentro del ambiente de la novela pastoril, donde este es el entorno que se toma y se idealiza tal como si fuese el paraíso perdido. Toda esta construcción nutre la visión idealizada del pastoril.
Estructura de la novela pastoril
La composición de este tipo de obras permite distinguir una serie de partes que configuran la estructura de la novela pastoril. Es importante tener en cuenta que la novela pastoril puede estar escrita tanto en verso como en prosa y que cuenta con reminiscencias procedentes de los clásicos grecorromanos.
Inicio
También conocida como la “in media res”, se refiere a la forma en la que inicia este tipo de obras en particular, dado que se distinguen porque inician hacia la mitad de la trama. Esto quiere decir que el inicio de la novela pastoril está dado dentro del mismo nudo de la historia, de manera que el curso de la historia vaya del pasado hacia el futuro, aspecto que será determinante para generar el suspenso dentro del argumento de la obra. Aquí se mezcla parte del nudo que conduce progresivamente hasta el final.
En cuanto al desenlace de la historia, mantiene la organización y particularidad de la composición literaria seguido de un inicio y una zona central. No obstante, en este caso, el final de la novela pastoril suele no tener una terminación triste, sino que, debido a todo el ambiente idealista que viene manejando, culmina con un final feliz.
Autores y obras más importantes
Son varios los autores que, tras la literatura pastoril, empiezan a trabajar en la novela pastoril, como Jacopo Sannazaro, a quien se le considera máximo exponente del subgénero, así como también otros autores entre los que encontramos a Virgilio, Bocaccio, Garcilaso de la Vega, Jorge de Montemayor, entre otros que, serán claves para el florecimiento del pastoril.
Entre algunas de las obras más importantes, encontramos La Diana, escrita por Jorge de Montemayor, Diana Enamorada de Gaspar Gil Polo, La Galatea de Miguel de Cervantes, Los diez libros de Fortuna de amor de Antonio de Lofraso, El Pastor de Filida escrito por Luis de Gálvez de Montalvo, El Siglo de Oro en las selvas de Erífile de Bernardo de Balbuena, Ninfas y pastores de Henares de Bernardo González de Bobadilla, entre otras.
Ejemplo de novela pastoril
El siguiente es un fragmento de la obra titulada La Galatea, escrita por Miguel de Cervantes:
“Mas ¡ay, cuán liviano descargo es éste para tan pesada culpa, pues debiera yo primero morir callando porque mi honra viviera, que, con decir lo que agora quiero decirte, enterrarla a ella y acabar con mi vida!» confuso me tenían estas palabras de Nísida, y más el sobresalto con que las decía; y, queriendo con las mías animarla a que sin temor alguno se declarase, no fue menester importunarla mucho, que al fin me dijo que no sólo amaba, pero que adoraba a Timbrio, y que aquella tuviera ella cubierta siempre, si la forzosa ocasión de la partida de Timbrio no la forzara a descubrirla.
«Cuál yo quedé, pastores, oyendo lo que Nísida decía y la voluntad amorosa que tener a Timbrio mostraba, no es posible encarecerlo, y aun es bien que carezca de encarecimiento dolor que a tanto se estiende; no porque me pesase de ver a Timbrio querido, sino de verme a mí imposibilitado de tener jamás contento, pues estaba y está claro que ni podía, ni puedo vivir sin Nísida, a la cual, como otras veces he dicho, viéndola en ajenas manos puesta, era enajenarme yo de todo gusto. «