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Fábula – Definición, Origen, partes, Obras influyentes

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¿Qué es una fábula?

La fábula hace parte del conjunto de subgéneros del género narrativo, uno de los géneros literarios con mayor cantidad de obras y textos del mundo literario. Una fábula es un tipo de texto relativamente corto y ficcional que es creado con una intención moralizante, siendo esta una de sus principales características. 

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La fábula es uno de los tipos de narraciones más antiguas, dado que surge de la tradición oral previo a la invención de la escritura. Los escritos más antiguos que se han encontrado provienen de Grecia y han sido recopilados en una gran compilación de fábulas de Esopo. 

Significado 

El término -fábula-, proviene de fabŭla en latín, que procede del mismo término de origen de “habla”. Es así que el término está relacionado directamente con la acción de contar historias, las cuales, con frecuencia, son historias producto de la imaginación. Con el mismo término se hace referencia a relatos procedentes de la mitología clásica e incluso se usa el término fábula para referirse a un chisme o una historia falsa. 

Definición

La fábula puede definirse como una creación literaria de corta extensión que puede estar escrita en verso o en prosa con una intención educativa o moralizante. A través de situaciones producto de la imaginación, virtudes o costumbres de un pueblo o región determinada se presenta el carácter pedagógico. 

Es así que la fábula resume la enseñanza y la presenta al final del texto. A menudo es protagonizada por animales y objetos animados, pero también puede tener personajes humanos.

¿Cuál es la función de la fábula?

De acuerdo a lo anterior, la fábula tiene el objetivo de divulgar valores y enseñar a sus lectores para ajusticiar conductas o comportamientos que afectan a quienes están a su alrededor. Es por ello que las fábulas, principalmente, están elaboradas para ser leídas por los niños, especialmente por su carácter didáctico, siendo la fábula infantil una de las más importantes. 

¿Qué es la moraleja?

La fábula contiene siempre una moraleja, esta consiste en una especie de enseñanza o de lección que se obtiene como respuesta de una acción de acuerdo a los escenarios por los que ha pasado el personaje. Es así que la moraleja es una lección de carácter ético o moral que sugiere la corrección de una conducta y que juzga para determinar sus posibles consecuencias. 

Que es una fabula

Origen de la fábula 

Se atribuye el surgimiento de la fábula a las antiguas culturas establecidas en Oriente, especialmente en la India, quienes las crean con la intención de dejar enseñanzas y educar a niños, infundiendo en ellos las virtudes, valores y características necesarias para que como hijos de nobles, pudieran convertirse en gobernantes. Es así que empiezan a crearse las primeras fábulas con las facultades que las definirían: brevedad y tinte moral, de forma que se empezarán a difundir con facilidad por la región llegando a Europa con los navegantes. 

Es así que las fábulas llegan a Grecia, donde figuras como Esopo van a tomar el subgénero narrativo y empezarán a crear fábulas que vincularán aspectos propios de la tradición cultural griega. Más adelante, Horacio y Fedro en Roma, inspirados por el griego, empezarán a escribir también fábulas con contenido moral para llegar a su auge durante la Edad Media y el Renacimiento. 

Poco a poco el acogimiento de la fábula y la producción de obras literarias sufrirá cambios y evoluciones a partir de su contacto con nuevas regiones, hasta llegar a nuestros días continuando con la intención clara de llevar consigo una lección moralizante. 

Características de una fábula

Son varios los aspectos que permiten distinguir una fábula de otros tipos de texto narrativos, entre ellos encontramos los siguientes: 

Carácter moralizante

Sin duda una de las características clave de la fábula, es que está elaborada de tal forma que llega a tener un mensaje o moraleja, de forma que puede también adquirir un carácter educativo propio de una acción o situación de experiencia que es mostrado al lector. 

Narrador

Con frecuencia en las fábulas aparece un narrador quien es el encargado de ir contando los hechos que están sucediendo, lo hace en tercera persona y se sujeta al orden cronológico que sigue la estructura de la fábula. Es así que el modo de escritura de la fábula da lugar al narrador para iniciar el texto ubicando al lector en un tiempo y lugar. 

Escrito en prosa o verso

La fábula tiene la facultad de poder estar expresa tanto en prosa como en verso. La prosa le permite tomar un lenguaje natural con el que expresa las situaciones de forma sencilla y libre, conocida también como “palabrería” y facilita la comprensión y el seguimiento de las escenas. El verso, por su parte, hace que la fábula se divida en partes con una medida determinada. 

Temas humanos

Debido a la intención moralizante que tiene la fábula, los temas que suele incluir son aquellos que abordan aspectos como los vicios de los seres humanos, tales como la mentira, la indiferencia, la arrogancia, el orgullo, entre otros. Esto se usa dado que tras cada uno de ellos se oculta una intención de crítica y juzgamiento que permite valorar y señalar actitudes negativas por la moraleja y las consecuencias que se adquieren. 

Texto breve

Uno de los aspectos más importantes de las fábulas es que son textos que no se extienden como una novela, sino que, por el contrario, en cortos párrafos reúne toda la historia que se quiere contar. 

Figuras personificadas

Los personajes que predominan en las fábulas suelen ser animales, aunque también aparecen objetos humanizados o personificados quienes realizan las acciones más importantes dentro de las historias. Sin embargo, hay algunas fábulas en las que se recurre a personajes divinos o personajes completamente humanos. 

Organización lineal

Otro de los puntos clave de la fábula, tiene que ver con la forma en la que están organizados los sucesos dentro del texto, dado que la fábula se caracteriza por tener un orden lineal, de forma que no tiene saltos en el tiempo hacia el pasado, como sucede en otros tipos de texto, sino que todo sucede paso por paso en el orden que se espera. 

Partes de la fábula

Como sucede con los demás subgéneros del género narrativo, está dividido en tres partes inicio, nudo y desenlace, pero cada una de estas divisiones posee características particulares del desarrollo de la fábula compuestas de la siguiente manera: 

Inicio 

En esta primera etapa, el autor presenta a los personajes de la historia y los ubica en una situación especial. También suele poner en conocimiento la ubicación geográfica en la que ocurre la historia y el tiempo en el que se realiza, sin embargo este no es un requisito para todas las fábulas, dado que existen otras que se dirigen de forma directa a una situación en concreto con la que inicia el dilema. 

Complicación 

Es la parte central, también conocida como nudo en la narrativa. En esta etapa inicia el desarrollo de la trama de la fábula, la cual va conducida a un evento conflictivo o problemático en el que se disputan valores como la ética y la moral, las cuales se sumergen en los personajes que están desarrollando las acciones y que compiten por elegir la mejor decisión según su experiencia y momento. 

Desenlace

Es la parte final de la fábula. En esta etapa el texto empieza a revelar al lector las consecuencias de las acciones cometidas durante la complicación o nudo de la fábula, de forma que su explicación empieza a desarrollar la moraleja o la enseñanza que irá al lector. Su enseñanza explica la respuesta que tiene la acción del personaje, sea una compensación por su acto de bondad, o un castigo por una conducta inadecuada. 

Tipos de fábula 

Debido a la intención, moraleja o contenido de las fábulas, es posible clasificarlas en categorías, de manera que se reconocen las siguientes: 

Fábulas agonales

Este tipo de fábulas están compuestas en tres partes. La primera de ellas se centra en la situación de inicio con dos personajes clave, la segunda parte es el agón, espacio en el que cada personaje pone en conocimiento del lector su posición ante la situación. Y la tercera parte es el cierre de la fábula o la conclusión. 

Fábulas de situación

En este tipo de fábulas están todas aquellas en las que un sólo personaje se enfrenta a una situación conflictiva o a un dilema. En este caso, lo hace solo mientras que otro personaje es quien le observa y valora sin hacer parte de la situación propiamente. 

Fábulas etiológicas

Se caracterizan por ser fábulas cuya duración es más corta que una fábula común, sin embargo, poseen la misma estructura y elementos. Este tipo de fábulas también pueden dejar la moraleja en el inicio o en el final. 

Caracteristicas de una fabula

Tipos de fábula por personajes

Son otro tipo de textos que varían en función de las características de los personajes que contienen, de manera que podemos identificar los siguientes: 

Fábulas de seres inertes: son aquellos textos en los que los personajes son objetos inanimados de la realidad y que toman movimiento en la historia. 

Fábulas de animales: como su nombre indica, son fábulas cuyos protagonistas son animales. Estos animales suelen adquirir características humanas en términos como el lenguaje, formas de vida, entre otras conductas dentro de la fábula. 

Fábulas de humanos: son todas aquellas que contienen personajes completamente humanos y suelen tomar como referencias características de personajes o figuras recurrentes dentro de las comunidades, como los ancianos y sus modos de vida. 

Fábulas mitológicas: son fábulas en las que el contenido, pero especialmente los personajes, suelen estar relacionados con los mitos, de forma que sus protagonistas serán frecuentemente dioses. 

Fábulas del reino vegetal: en este tipo de fábulas los personajes y los protagonistas serán plantas. 

¿Cómo escribir una fábula?

Teniendo en cuenta los elementos anteriores, la escritura de una fábula implica, entre otras cosas, mucha imaginación para su creación y un seguimiento preciso de su estructura para lograr un buen resultado. Veamos los siguientes pasos:

  1. Identificación de la moraleja 

Antes de empezar con la escritura de la historia, es recomendable tener definida la moraleja que va a tener la fábula, es la lección que ayudará a conducir las acciones de los personajes y los escenarios por los que pasen para alcanzarla, de manera que se convierte en el punto de partida para empezar a escribir. 

Para construir la moraleja puedes tener en cuenta aspectos como la sabiduría, el valor de virtudes come la bondad, la generosidad, entre otros aspectos. Es importante tener en cuenta que la moraleja puede ir tanto en el inicio de la fábula, como en la mitad o al final de este, asegúrate de elegir el mejor lugar de acuerdo al curso de tu historia. 

  1. Plantear el problema 

Este será el punto en el que gira toda la historia, dado que al conflicto se conducen las acciones de los personajes de la fábula y es la situación que permitirá desarrollar la moraleja que se deja al lector. De preferencia, el problema debe establecer una situación con la que muchas personas se sientan identificadas, de manera que la discusión debe incluir elementos como los valores y acciones correctas. 

  1. Establece los personajes 

Una vez tengas esta primera base, es momento de decidir quiénes serán tus personajes y sus funciones narrativas. De acuerdo a la situación que planteas, establece qué personaje representará cuál posición y especifica muy bien cuál será su rol. Las características humanas deben ser parte de los personajes que pongas y cada uno debe relacionarse con la moraleja que identificaste inicialmente. 

Puedes remitirte a particularidades ya atribuidas en el mundo literario, donde si eliges animales, el zorro es asociado con la habilidad y la astucia, el búho con la sabiduría, el burro con la ignorancia, el cordero con la inocencia, la gata con la vanidad, el león con el orgullo, el perro con la fidelidad y compañerismo, entre otros.  

  1. Elige el tiempo y lugar 

Ahora bien, el lugar y el tiempo en el que va a transcurrir la historia puede ser determinante en muchos factores, por ejemplo las costumbres de ese lugar y época, la apariencia (especialmente si decides incluir imágenes o ilustraciones), entre otros aspectos. Es por ello que el tiempo y lugar son elementos clave para la fábula, estos pueden existir en la realidad o ser imaginarios. 

Si es un lugar real, investiga sobre la zona para tener una imagen más clara que puedas usar en la fábula y concuerde. Si es imaginario, asegúrate de construirlo muy bien según tu creatividad y sitúa el espacio en el que ocurrirán los hechos. 

  1. Escribe la resolución del conflicto 

Llegados a este punto, es momento de escribir la forma en la que se solucionará el problema planteado en el nudo de la fábula. Es clave plantear una solución del conflicto que sea satisfactoria y adecuada a la situación, de forma que sea asumida también por los personajes teniendo en cuenta los elementos de la historia, la forma en la que se relacionaron y demás. Esta solución tocará la moraleja. Permite que sea fácil de comprender y entendida tanto por los personajes como por los lectores, pues a través de ellos, quien lee la comprenderá. 

  1. Revisa los detalles

Al finalizar la escritura de la fábula, es clave realizar varias lecturas que te permitan confirmar el curso correcto de la historia, si es comprensible y si los personajes logran evidenciar la problemática que va a destacar la moraleja de la fábula. Revisa aspectos como la ortografía y la organización de las escenas y eso si, asegúrate de aplicar un título corto y descriptivo de la fábula, que atraiga la atención pero que no explique en su totalidad la obra, deja espacio para la imaginación. 

Fábulas importantes: obras más conocidas

Sin duda la literatura ha logrado recopilar una gran cantidad de fábulas con el paso del tiempo y de hecho, muchas de ellas siguen siendo parte de la cultura popular de muchos pueblos y países, de forma que su conocimiento se ha extendido ampliamente. En muchos casos los autores son anónimos debido a la antigüedad de los escritos. 

Entre las fábulas más conocidas a nivel mundial encontramos La liebre y la tortuga, el león y el ratón. Entre las fábulas conocidas con autor está la Fábula de Polifemo y Galatea, escrita por Luis de Góngora. 

Ejemplo de la fábula

“La liebre y la tortuga”, es una fábula reconocida en muchas partes del mundo, en la que los personajes que se encuentran en una carrera. La Liebre estaba tan segura de que iba a ganar que duerme una siesta, mientras que la tortuga sigue avanzando y gana la carrera. Así, la moraleja nos habla acerca de la constancia y la perseverancia.  

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