¿Qué es el arte africano?
El arte africano es una agrupación de diferentes manifestaciones o movimientos artísticos que se fueron originando en los pueblos de “África negra” durante toda la historia del arte. Se podría decir, que el arte africano se desarrolló por las diferentes culturas que existían, y todavía hoy existen, en el continente africano. Dichas culturas se caracterizaban por tener diferentes idiomas, distintas tradiciones y diversas maneras artísticas que caracterizaban a cada una de las culturas.
Existían una gran cantidad de tribus indígenas en África y gracias a que las técnicas tradicionales artísticas, hoy en día todavía siguen estando presentes, se ha podido mantener los diferentes movimientos estéticos desde su comienzo hasta épocas recientes. Es más fue a partir del siglo XX cuando el arte africano adquiere una gran importancia para Occidente.
Antes del siglo XIX África era un continente desconocido para todos los europeos, no solo porque convivían una gran variedad de razas o hablaban más de diez mil idiomas distintas sino porque nunca supieron de manifestaciones artísticas hasta tiempo después. El arte africano estuvo presente en pequeñas poblaciones aisladas y con una gran variedad tanto de culturas como idiomas o técnicas usadas. De forma general, al igual que otras manifestaciones de arte rupestre, este estilo de arte fue plenamente funciona, es decir, siempre estaba relacionado con temas religiosos o sociales y por ello está condicionado por fuertes influencias de creencias religiosas.
Mucho tiempo antes de que el la colonización se iniciara en todo el continente africano, una gran parte de la población africana era animalista, dicho de otra manera, las personas otorgaban un principio vital o una alma a todos los seres vivos que componían la naturaleza. Los africanos tenían una religión que consistían en creer en un dios que era todopoderoso que no tenía ningún tipo de comunicación con los seres humanos. Este dios concedía a todas las criaturas o seres vivos un espíritu. Por esta razón, los africanos creían que los espíritus más poderosos eran los antepasados, es decir, los africanos creían que cuando una persona moría su espíritu se separada del cuerpo y merodeaba por el lugar donde antes había vivido.
En resumen, podríamos decir que la religión es un acto social y no individual. Y con este contexto aparecen dos movimientos artísticos básicos denominados como máscara y fetiches. Por un lado, los fetiches eran objetos a los que se le daba un poder divino o sobrenatural que servía para las influencias beneficiosas o malignas. Por otro lado, las máscaras servían para canalizar la energía divina o sobrenatural que poseían los espíritus, estos objetos se utilizaban sobre todo en ritos mágicos y funerarios o en ceremonias que se celebraban para proporcionar fertilidad a la tierra.
Características del arte Africano
- Los materiales más usados de este estilo de arte eran sobre todo la madera aunque hubo tribus más evolucionadas que en muchas ocasiones utilizaron otros materiales como el hierro o el bronce. Por otra parte, el oro fue utilizado por las poblaciones más desarrolladas para crear joyas o máscaras.
- Es profundamente vital y social.
- Es un arte con intención mágica y destino misterioso que habla a todas las facultades inmateriales, sensibles y sensoriales
- No se trata de emanaciones de una fantasía individual sino de impresionantes testimonios de comunidades enteras que así expresan sus creencias sobre la vida y la muerte.
- El arte africano siempre se encuentra íntimamente integrado en la vida social y religiosa.
El estilo y simbolismo de las pinturas, figuras y máscaras dependen del contexto social, cultural y religioso de la región. - Los mitos, los rituales y las ceremonias se reflejan en las diferentes manifestaciones artísticas.
Refleja las dificultades de sus formas de vida, las distintas actividades que desarrollan para su subsistencia. - Utilizan temas como los espíritus del agua, el viento, de la lluvia. La esencia de los espíritus está inmersa en las máscaras, bastones, tocados y esculturas.
- El escultor africano cuando crea, parte siempre de la naturaleza, de quien toma las formas más elementales. En ellas el artista va a plasmar el sentimiento que tiene de una dimensión más profunda de las cosas.Estas formas elementales son casi siempre el hombre y el animal.
- No se encuentra prácticamente nunca motivos tomados del mundo vegetal.
Desarrollo artístico
Como hemos dicho anteriormente, el arte africano era tan diverso como las culturas que existían en este continente. La primera manifestación artística fueron los grabados y las pinturas rupestres en el periodo Neolítico. Tiempo después, apareció la arquitectura de forma tradicional y doméstica, es decir, la arquitectura africana se pudo ver sobre todo en cabañas y chozas sencillas, cuando una familia necesitaba más habitaciones se iban incorporando más chozas o cabañas al lado. En algunas zonas donde la cultura pastoril destacaba apareció la escultura y con ella la utilización del arte en modo decorativo, normalmente estas esculturas tenían temas de animales.
Esculturas del arte Africano
Como ejemplo tenemos las piezas como el Altar de la Mano, que ejemplifican la maestría con la que los artistas manipulaban el bronce, así como la importancia de los elementos simbólicos en el arte. En la parte central de esta obra aparecen una serie de figurillas en relieve que veneran al rey y glorifican su poder divino. El monarca es la figura central del conjunto; lleva en las manos los símbolos de su poder, y su cabeza es mayor que las de sus cortesanos.
Otros ejemplos de cerámica son las cabezas de Lyndenburg, en Sudáfrica (500). Conocemos también esculturas en piedra de la zona de la desembocadura del Congo, y de Sierra Leona (siglo XVI), estas últimas probablemente obra de los artesanos Sherbro, los mismos que realizaron excelentes tallas de marfil.
Las más antiguas esculturas de madera conocidas son los retratos de los reyes de Kuba, de la zona central de la actual República Democrática del Congo, que datan del siglo XVII. Sin embargo, muchas de las mejores esculturas en madera corresponde a la segunda década del siglo XX: por ejemplo, los trabajos de los maestros yorubas Olowe de Ise (después de 1939) y Areogun de Osi-llorin (hacia 1880-1954).